La muerte por Homicidio


Siguiendo una línea de tiempo, de aquí en más las aventuras de Sherlock profundizan en casos de difícil resolución para los detectives convencionales. Pues bien, el primer caso que se presenta es el citado en Estudio en Escarlata, llamado “El misterio de Lauriston Gardens”. Una historia que comienza a raíz de la carta que llega a manos de Holmes emitida por el inspector Gregson (Uno de los más despiertos en Scotland Yard, según Sherlock.).

Para un ‘detective asesor’, como se declara nuestro héroe, encontrarse con la muerte es algo cotidiano. No por nada, es él mismo quien aporrea cadáveres en la morgue pública, para comprobar las deformaciones que pueden sufrir los cuerpos según el tratamiento que se les aplique.

Sin embargo, para Watson este hecho le sobresalta. Aún cuando ejerce la profesión de doctor en medicina, le impacta el tener que presenciar la estructura de un cuerpo inerte a causa de un homicidio. “El asunto fúnebre que nos solicitaba no eran a propósito para levantarle a uno el ánimo”, apuntaba John.

Por su parte nuestro buen amigo Sherlock, se encontraba de muy buen ánimo. Es el caso lo que le motivaba a entonar dulces melodías a esas tristes horas de la mañana. A asumir diligentemente las primeras instancias para echar manos al trabajo.

Una vez más pienso que el doctor es quien representa al común de la gente, mientras que Holmes es el ideal. A Watson le afecta de manera exacerbada el trato con la muerte, al llegar a la escena del crimen, describe un cuerpo “triste, solitario e inmóvil, con los ojos inexpresivos y ciegos en el techo sin color”.

Pienso que este malestar o desazón, se debe primordialmente a lo que T. Hobbes llama el ‘miedo a la muerte violenta’. Naturalmente hay quienes temen dejar de existir. Pero sin duda, cualquiera preferiría hacerlo de la forma más sutil posible.

Uno se puede percatar de esto mismo dentro de las historias detectivescas. Novela negra. Hay que ver que las figuras que normalmente son asesinadas tienen rasgos particulares que hacen de la pérdida algo más pasajero. Como cuando uno se pone a ver las noticias y oye de muertos en otras latitudes como que no le afecta tanto.

Se trata primordialmente de varones, y que por algún u otro motivo, fueron muertos por fricciones anteriores de tratos ligados a la envida o avaricia. En definitiva, siempre hay un atenuante que justifica. ‘Murió, pero tal vez no merecía vivir’. Al menos esa es la impresión que me queda.

Pero no es que quiera tildar a Holmes de insensible o algo por el estilo. Es sólo el hecho de quedarse pasmado de vez en cuando con este tipo de situaciones. Sherlock por su parte funciona a la sombra de la justicia y no tiene tiempo para bagatelas. A mi juicio es lo que lo hace el verdadero héroe, un hombre que es capaz de aceptar los azares del destino con templanza, enfrentándose cara a cara al lóbrego espectro de la muerte.

1 comentario:

L.A dijo...

Gracias mi buen, muy interesante los párrafos que acabo de leer.

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